A estas alturas nadie duda de que la crisis del COVID-19 es una de las mayores a las que se enfrenta la humanidad desde el final de la segunda guerra mundial. Es una crisis compleja que afecta, tanto a la salud de las personas, como a la economía en todos los niveles a los trabajadores autónomos y a las empresas tanto pequeñas como grandes.
Para ver como afecta a la salud de las personas solo hace falta ver las noticias diarias de infectados y muertes para darnos una idea de sus dimensiones a nivel mundial. En estos días la crisis ha llegado, aunque a diferente velocidad, a todos los rincones del planeta.
Para parar la distribución de la pandemia se han tomado medidas necesarias, pero muy drásticas como los cierres de fronteras y confinamientos. Estas medidas tienen efectos muy negativos respecto a la economía que pueden llegar a caídas de en el PIB del 2% anual por mes de confinamiento, según algunas fuentes.
Los trabajadores autónomos y las empresas están sufriendo estos efectos de diferente manera. Algunos sectores como el de la hostelería, de la restauración y el turismo han tenido paradas generalizadas, que se supone que se mantendrán en el tiempo, creando una gran incertidumbre y preocupación.
Otros sectores, en cambio, están teniendo una demanda más alta de lo normal, debido a la incertidumbre social asociada a la pandemia. Estos sectores son el alimentario, el farmacéutico y los que les prestan servicios como son el packaging y la logística.
En estos sectores con incremento de la demanda, se esta poniendo a prueba la tensión en la cadena de suministro y se exige un alto grado de compromiso en todo el proceso para evitar la rotura de stocks y el desabastecimiento de los clientes (como ya ha ocurrido con el material medico).
A todo ello se debe sumar la necesidad en estos sectores en focalizar los esfuerzos para asegurar la seguridad tanto de los empleados, como la de los proveedores, clientes y en general de toda la cadena de suministros.
Esto hace que sea necesario el establecimiento de un análisis de riesgos y plan de contingencia que tenga en cuenta todos los riesgos citados previamente, tanto de salud, como financieros y de gestión de stocks, tanto de materias primas, como de producto acabado.
El plan de acción que se debería implantar debería contemplar los siguientes factores:
Sin duda algunas de las medidas que están descritas han venido para quedarse, como el uso del teletrabajo y los medios digitales para reducir el nivel de viajes de las compañías.
A mayor escala, la pandemia puede afectar a la tendencia del offshoring y outsourcing que se había incrementado en los últimos años y puede revertirse hacia una relocalización de las fábricas en los países de origen.