Gestionar la crisis del COVID-19

03.04.2020
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Impacto social del COVID-19

A estas alturas nadie duda de que la crisis del COVID-19 es una de las mayores a las que se enfrenta la humanidad desde el final de la segunda guerra mundial. Es una crisis compleja que afecta, tanto a la salud de las personas, como a la economía en todos los niveles a los trabajadores autónomos y a las empresas tanto pequeñas como grandes.

Para ver como afecta a la salud de las personas solo hace falta ver las noticias diarias de infectados y muertes para darnos una idea de sus dimensiones a nivel mundial. En estos días la crisis ha llegado, aunque a diferente velocidad, a todos los rincones del planeta.

Para parar la distribución de la pandemia se han tomado medidas necesarias, pero muy drásticas como los cierres de fronteras y confinamientos. Estas medidas tienen efectos muy negativos respecto a la economía que pueden llegar a caídas de en el PIB del 2% anual por mes de confinamiento, según algunas fuentes.

Impacto económico del COVID-19

Los trabajadores autónomos y las empresas están sufriendo estos efectos de diferente manera. Algunos sectores como el de la hostelería, de la restauración y el turismo han tenido paradas generalizadas, que se supone que se mantendrán en el tiempo, creando una gran incertidumbre y preocupación.

Otros sectores, en cambio, están teniendo una demanda más alta de lo normal, debido a la incertidumbre social asociada a la pandemia. Estos sectores son el alimentario, el farmacéutico y los que les prestan servicios como son el packaging y la logística.

Impacto del COVID-19 en la cadena de suministro

En estos sectores con incremento de la demanda, se esta poniendo a prueba la tensión en la cadena de suministro y se exige un alto grado de compromiso en todo el proceso para evitar la rotura de stocks y el desabastecimiento de los clientes (como ya ha ocurrido con el material medico).

A todo ello se debe sumar la necesidad en estos sectores en focalizar los esfuerzos para asegurar la seguridad tanto de los empleados, como la de los proveedores, clientes y en general de toda la cadena de suministros.

Como gestionar el efecto del COVID-19 a nivel empresarial

Esto hace que sea necesario el establecimiento de un análisis de riesgos y plan de contingencia que tenga en cuenta todos los riesgos citados previamente, tanto de salud, como financieros y de gestión de stocks, tanto de materias primas, como de producto acabado.

El plan de acción que se debería implantar debería contemplar los siguientes factores:

  • La protección de los empleados con medidas como el fomento del teletrabajo, para todas las funciones que lo permitan, y para aquellos trabajadores de la línea productiva, el suministro de EPI’s adecuados, la medida de la temperatura a la entrada de los centros productivos y el establecimiento de una distancia mínima de 1,5 m entre personas.
  • La comunicación se debe de fomentar a todos los niveles desde los proveedores hasta los clientes para hacer que la cadena de suministro fluya y permita el abastecimiento de los mercados.
  • Evitar la rumorología y las fake-news de manera que toda la información este actualizada y no se generen situaciones de incertidumbre tanto a nivel interno de la compañía como a nivel externo. Controlando así las alarmas tanto en empleados, clientes, y proveedores.
  • Gestionar los stocks eficazmente, teniendo en cuenta que, debido a la situación incierta y cambiante, se pueden tensiones momentáneas en algunas materias y productos debido a las restricciones de movilidad.
  • Establecimiento de comités de crisis multifuncionales para gestionar, desde varios puntos de vista, la cambiante situación de la actividad empresarial.
  • Realizar test de stress financieros y planes de contingencia financieros para asegurar la continuidad del negocio.

Previsiones a Futuro

Sin duda algunas de las medidas que están descritas han venido para quedarse, como el uso del teletrabajo y los medios digitales para reducir el nivel de viajes de las compañías.

A mayor escala, la pandemia puede afectar a la tendencia del offshoring y outsourcing que se había incrementado en los últimos años y puede revertirse hacia una relocalización de las fábricas en los países de origen.

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