El principio KISS (Keep It Simple and Straightforward) aplicado al diseño y desarrollo de sistemas de envase está más de actualidad que nunca. En el KISS Packaging el consumidor requiere envases simples, fáciles de usar y tratar en su fin de vida; mientras que el envasador necesita la justa cantidad del material más adecuado para la aplicación que le ayude a mantener los costes de envasado a raya.
Esta tendencia se alinea con el denominado “Responsible Packaging” que pretende conseguir:
Para que un packaging sea de éxito debe ser un packaging completo y que como mínimo comprenda las siguientes funciones:
La priorización de las funciones depende del producto a envasar, del consumidor target, de las condiciones de conservación, etc., pero es importante considerarlas todas. Dada la diferenciación de productos, envasadores y consumidores, es recomendable desarrollar herramientas internas de desarrollo de packaging para la evaluación del grado de cumplimiento de las funciones claves.
En conclusión, el exceso penaliza la imagen del packaging, se persigue devolver el protagonismo al contenido, sin artificios, sin overpacks, con un packaging centrado en su funcionalidad. Es la vuelta al KISS Packaging, el producto y el pack son una pareja indisociable, hay que trabajar esa conexión con el objetivo de ofrecer al
consumidor la mejor experiencia de consumo, garante del éxito del producto, entendido como el conjunto del contenido y del continente.
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